Encuentra la biografía, firma y obra de Benjamín Manzo en 32 Reales
Quieres valuar o vender obra de este artista?
Valúa o vende arte de Benjamín Manzo llenando esta solicitud
Benjamín Manzo Hernández fue un reconocido pintor mexicano nacido el 22 de diciembre de 1939 en la Ciudad de México. Desde temprana edad, mostró interés y habilidad por el arte, siendo iniciado en la pintura al óleo y al carbón por su abuela paterna, Concepción Mendoza, quien tenía una gran sensibilidad artística y fabricaba figuras de cera.
Estudió en "La Esmeralda" durante los años sesenta, cuando los programas de estudio seguían la tradición de la Escuela Mexicana de Pintura. Aunque ingresó en 1964, aún no se sentía el impacto de la generación de la ruptura, que había comenzado en 1955.
Durante su tiempo en la escuela, Manzo recibió formación en anatomía, perspectiva, teoría del color, historia del arte comparada y diversas corrientes artísticas y épocas. Esta amplia educación le permitió ver el arte a través de la lente de los acontecimientos del siglo XX, incluyendo la ciencia, el pensamiento, la literatura, la política, la música, la danza y el cine.
Inicialmente, Manzo se dedicó a pintar bodegones y paisajes. No se conformaba con copiar fotografías, por lo que prefería pintar directamente en el campo, creando sus propias composiciones con botellas y frutas naturales. Sin embargo, sentía la necesidad de evolucionar hacia la abstracción y experimentar con formas universales abstractas, inspirado por el arte prehispánico, el arte rupestre y el arte sumerio.
La transición hacia la abstracción fue difícil para Manzo, ya que buscaba cambiar y crear su propio arte sin recurrir a la imitación. Durante el período de 1969 a 1977, experimentó un proceso de trabajo que le permitió lograr la plena abstracción. Este proceso fue doloroso y desafiante, ya que se enfrentó a la incertidumbre y a la dificultad de empezar un cuadro desde cero. Sin embargo, su perseverancia y determinación le llevaron a desarrollar su propio estilo artístico.
Una vez que logró identificar su lenguaje artístico, Manzo adquirió confianza en sí mismo y dejó atrás la timidez y la tristeza. Defendió su arte como una expresión personal y se negó a convertirse en un mero decorador de espacios. Para él, la esencia de un artista radica en la capacidad de plasmar su propio estilo y expresión, sin comprometerse por motivos económicos.
La obra de Manzo se caracteriza por el uso de una amplia gama de colores, aunque él mismo no consideraba que los colores tuvieran una relación directa con lo que quería expresar. El azul fue el color predominante en muchas de sus pinturas, pero evitaba condicionarse a un solo tono o paleta cromática.
El manejo del color en las obras de Manzo ha sido elogiado por críticos y expertos en arte. Se destaca su talento para combinar tonos y crear composiciones que transmiten una sensación de armonía y profundidad. Sus pinturas son reconocidas por su impecabilidad y por la sutileza en el manejo de las veladuras y las texturas.
Además de su dominio técnico, Manzo se destacó por su compromiso con la excelencia en su trabajo. Utilizaba los mejores materiales disponibles, como lienzos de lino fino, pinturas de alta calidad.
Trágicamente, el 26 de septiembre de 2002, Benjamin Manzo Hernández falleció en un accidente cuando regresaba de la Casa de la Cultura de Calvillo. Su prematura muerte dejó un legado artístico que refleja su profundo amor y respeto por México, así como su búsqueda constante de su propio estilo y expresión artística.