Francisco Zuniga
(1912-1998)

Nacido en San José Costa Rica, Zuñiga vivió en el seno de una oposición; puede hablarse, incluso, de un desgarramiento entre las antiguas raíces indígenas por una parte, y el mundo cristiano por otra, importado por los conquistadores españoles, quienes al ir devastando América Central sembraron sobre ruinas su paso, ideas y técnicas que terminarían tanto por imponerse al contacto con las realidades locales.
En la obra de de este gran artista se afirma la difícil simplicidad de la vida, en lo que tiene de fuerte y de doloroso. De fuerte, porque en las venas de del maestro Zuñiga, corría una sangre desgarrada entre una concepción formal heredada del Occidente y una temática más profunda que procede de lo que en su mundo supo resistir a los estereotipos impuestos de afuera.
El arte de Francisco Zuñiga otorga un cuerpo masivo y sensual al poder siempre presente, siempre ausente, del que deriva lo humano. El mérito de este gran artista es la unión de la dimensión inframundana con la conducción a través de lo humano. Es bajo los rasgos de la mujer que el artista capta magistralmente las huellas del origen y hace que la mujer madre se levante del seno del mundo.
Las mujeres de Zuñiga son un grito sagrado contra la indiferencia asesina. Envueltas en sus largas túnicas, desafían la temporalidad histórica procurando una especie de ruptura. La fuerza de estas esculturas reside en situar a todo hombre frente a lo que se le escapa, puesto que de ello procede y depende, conduciendo a lo que en lo humano implica su antes y su después.
Este gran artista fue merecedor de un sinfín de premios y reconocimientos, también participó en exposiciones colectivas e individuales.
Francisco Zúñiga realizó sus últimas obras estando ciego y fallece en agosto de 1998.

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